Por Mateo de Jesús Audelín Mayo Gómez
En los últimos meses, el desarrollo de la Inteligencia Artificial ha despertado grandes preguntas en la comunidad académica, científica, tecnológica, etc. E incluso se debaten sus regulaciones, limitaciones y alcances. Esto se debe a que últimamente estamos experimentando el “boom de la IA”. Cuando antes se veía lejano el desarrollo de este tipo de tecnologías, ahora solo es cuestión de meses para que la IA se integre a múltiples actividades.
Aún existe mucho debate en torno al concepto de la IA, sin embargo, parece existir un acuerdo sobre sus capacidades. La inteligencia artificial consiste en la aplicación de algoritmos y otras tecnologías como el aprendizaje profundo y las redes neuronales, para crear máquinas, dispositivos y programas que repliquen, simulen y actúen como si tuvieran las mismas capacidades intelectuales que un ser humano.
Esta idea no es nueva, de hecho, se remonta hasta la antigüedad y existen ejemplos en diversas disciplinas, como la mitología, la literatura, las matemáticas, la cibernética, entre otros. Aquí en este artículo hago un recuento de algunos de los antecedentes de la IA, con base en la investigación de Pamela McCorduck en Machines who think (Máquinas que piensan):
Ejemplos en la mitología griega
Hefesto: era el Dios griego del fuego y la forja, mejor conocido como “el herrero de los Dioses”. El mito cuenta que era tan feo, que al nacer su madre Hera lo aventó del Olimpo. Esto le provocó daños en una pierna, que lo hacían caminar cojeando. Entonces, Hefesto se creó una pierna postiza. Aquí tenemos una de las primeras ideas de “cyborgs” o prótesis.
Talos: Hefesto creó este autómata de bronce, como regalo de Zeus a Europa. La labor de Talos era vigilar Creta, tres veces al día. Talos representa la creación de una máquina autómata encomendada a una labor específica.
Pigmalion y Galatea: Pigmalion, rey de Chipre, creó una estatua de una mujer, a la cual le forjó grandes detalles de belleza. Tan fue bella la estatua que terminó enamorándose de ella. La Diosa del amor, Afrodita, observó esto y le dio vida a Galatea.
Ejemplos en la biología:
El homúnculo de Paracelso: cuenta la leyenda que Paracelso entre el siglo XV y el XVI, creó un mini ser humano, utilizando esperma incrustado en un huevo de gallina. Esto es ejemplo de intentos por crear vida artificial. A diferencia de los intentos anteriores de la mitología griega, Paracelso no trató de crear vida a modo de una máquina.
Otras leyendas
El golem: una leyenda vinculada con el rabino Loew de Praga, cuenta que creó una figura de arcilla para defender a los judíos. Este ser cobró vida, pero se salió de control. Este es otro ejemplo de un ser creado para una tarea específica; idea que posteriormente retomarían las computadoras y programas de software.
El turco ajedrecista: cuenta la leyenda que Wolfgang von Kempelen creó un autómata en 1769, con el único propósito de jugar ajedrez a un alto nivel. De nuevo, observamos una máquina creada con un propósito específico y que funcionaba por sí misma.
El pato de Vaucanson: el ingeniero francés Jacques Vaucanson creó un autómata en forma de pato, alrededor del 1739. Esta máquina replicaba el sistema digestivo de los patos biológicos y se cuenta que podía nadar y comer. Aquí vemos un ejemplo de replicar elementos biológicos con máquinas; esta idea posteriormente sería aplicada al aprendizaje profundo y las redes neuronales.
Ejemplos en la literatura:
Frankenstein: Esta gran obra de Mary Shelley es un ejemplo clásico del intento del ser humano por crear vida artificial, para propósitos específicos. En la novela se narra la vida de Víctor Frankestein, un estudiante de medicina, que creó un cuerpo mediante la unión de partes diferentes.
Olympia en Sandman: En la obra de E. T. A. Hooffman, publicada en 1817, el autor describe un personaje llamada Olympia. Este personaje es una abuela autómata.
Ejemplos en las matemáticas:
La calculadora de Babbage: Charles Babbage se considera como uno de los padres de las computadoras digitales. En 1822, construyó la maquina diferencial, considerada la primera computadora. Se utilizaba principalmente para logaritmos y funciones trigonométricas.
La calculadora de Pascal: se considera la primera calculadora y funcionaba con ruedas y engranajes. Blaise Pascal la nombró máquina de aritmética, o bien conocida como la pascalina. Se podía utilizar para operaciones aritméticas sencillas.
La calculadora de Leibnitz: En 1671, Gottfried Leibniz modificó la pascalina e incluyó cálculos de multiplicación y división.
Como se puede apreciar, la idea de crear máquinas que repliquen o simulen las capacidades humanas no es nueva. Lo novedoso es la capacidad revolucionaria de las mismas, gracias a las nuevas tecnologías. Cabe resaltar que esta no es siquiera la etapa final del desarrollo de la IA. De hecho, es posible que solo estemos viendo la punta del iceberg, ya que con el desarrollo del cómputo cuántico y la red 5G, es de esperarse que la IA reciba un impulso mucho mayor.
El desarrollo de estas tecnologías levanta múltiples debates e interrogantes. En Perspectivas Tabasqueñas estaremos analizando este tema en las siguientes ediciones.
Referencias:
McCorduck, Pamela; Machines Who Tink. A personal Inquiry into the History and Prospects of Artificial Intelligence. A K Peters, Massachusetts, 2004, 584 pp.
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